Etiquetas

martes, 3 de abril de 2018

Libros muertos


Se adentró entre las ruinas de lo que hasta la noche anterior había sido una librería, la puerta de entrada a sus quimeras, sus sueños, en definitiva, su única esperanza para escapar de la barbarie de la guerra, de la sinrazón de la fuerza. Ella siempre le acompañó en sus viajes al mundo de la literatura, en sus furtivas lecturas de aquellos libros, ocultos los dos entre los pasillos, hasta que el librero los acababa descubriendo y tenían que aguantar, primero la reprimenda, y después devolver los ejemplares a su correspondiente estantería. En aquellos días de muerte escaseaba el dinero y la comida, mientras abundaban las armas, la sangre, el sudor y las lágrimas. Ambos habían venido al mundo en 1927, apenas eran dos niños engullidos en una urbe como Londres durante el duro 1940, dos almas atormentadas, que luchaban para subsistir, que buscaban en la palabra una luz que les guiase durante la Segunda Guerra Mundial. La tarde anterior habían estado los dos allí, pero en esta ocasión no llegaron a ser abordados por el librero, simplemente, ella, antes de cerrar el libro, subrayó con un lápiz tres palabras sin que él supiese cuáles eran, citándole al día siguiente para descubrirlas. Aquella noche, sin embargo, el ejército nazi decidió llenar los cielos de la capital británica con sus aviones y sus bombas, con una luz muy diferente a la que buscaba aquella pareja de adolescentes, la de las explosiones y la destrucción. Varios de aquellos proyectiles se arrojaron desde las alturas sobre el barrio de aquellos muchachos y una de las bombas cayó sobre la librería. La mañana siguiente, la del 8 de octubre, él contempló aquella brutalidad, buscando con afán el libro que había estado en manos de ella la tarde anterior, encontrándolo intacto en la misma estantería. ¡La amaba con todas sus fuerzas, pero la timidez siempre le impidió decírselo! Se sentó sobre una destrozada persiana y buscó con desesperación la última página que ella había leído, fijando su mirada en aquellas tres palabras subrayadas. Al descubrirlas, lloró con todas sus fuerzas, incluso más que una hora antes, cuando supo que la casa de la muchacha también había sido destrozada y que ella había muerto junto a toda su familia. Aquellos ojos, a pesar de haber sido desbordados por un río de lágrimas que le impedían ver con claridad, habían encontrado las palabras subrayadas…

“I love you”


No hay comentarios:

Publicar un comentario