En ocasiones la vida te brinda una burbuja donde refugiarte, aunque sea solo un par de horas, de una realidad que no es, precisamente, maravillosa. Hoy ha sido uno de esos momentos que no buscas, pero que el destino, la serendipia, o como se quiera denominar, coloca frente a tus ojos para ver que todavía hay una pizca de luz en tus tinieblas. La presentación de un libro solidario de cuentos navideños, en el que he tenido el placer de participar, me ha brindado la ocasión de conocer a otros autores, a gente con mis propias inquietudes, los mismos sueños y la cabeza repleta de pájaros y posada sobre las nubes. La magia, la casualidad, creer que todo ocurre por algún motivo, la metáfora de la vida transformándola en las calles de una ciudad y siendo los cruces quienes marcan nuestros destinos... Al final, como todas las burbujas, esta también ha acabado explotando y me ha devuelto a la realidad, pero lo ha hecho con delicadeza y dejando un bonito recuerdo que espero repetir muchas más veces.
