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domingo, 23 de diciembre de 2012

Un año después

Hoy hace ya un año que pude compartir mis ideas con los demás, que las palabras que componen mi novela se trasladaron de la pantalla del ordenador al papel, que Pretérito imperfecto, después de varios retrasos desde abril a diciembre de 2011, fue publicada por Brosquil Ediciones. Aquella víspera de la víspera de Navidad pude por fin culminar el anhelo de todo aquel que aspira a ser escritor, pero, a la vez, desde aquel día se inició un nuevo camino, también pleno de obstáculos, como es el poder dar a conocer mi obra a los demás, que toda esta historia plasmada en 270 páginas llegue al máximo de lectores posibles, que sepan de mi novela y, que también, la disfruten. La verdad es que continúo siendo un autor novel, un desconocido para la gran mayoría de la gente que le gusta leer, pero reconozco que aunque haya subido el escalón más complicado, todavía me queda mucho para llegar al final de la escalera.
Durante este periodo de tiempo he vivido situaciones nuevas para mí como son las presentaciones de la obra, el tener que preparar los discursos y hablar en público, acudir a entrevistas radiofónicas, ferias del libro y firmar ejemplares, todo ello me ha enriquecido como persona y como escritor.
Ahora, 366 días después (estamos en un año bisiesto) con mucha más tranquilidad que entonces miro hacia atrás con la satisfacción de todo lo sucedido, pero también hacia adelante, esperando que "Pretérito imperfecto" consiga ser una novela con mucho mayor reconocimiento.

martes, 11 de septiembre de 2012

Beldad entre brumales

Pintura: "Esperanza de Opulencia". Autor: Ramón Vilanova



Como una luz pudiente entre brumales,
emergía una vida resquebrada
que pedía por fin ser liberada
con la fuerza de nuevos ideales.

Anhelaba zafarse de sus males,
depurar su ánima maltratada,
 y emprender una senda destinada
a llevarle hacia dichas inmortales.

Y al gozar de poder buscó prendado
la mujer que de joven veneraba,
aunque sus labios no hubiese besado.

Y pese que al final la hubo encontrado,
una beldad madura que alumbraba,
supo que el querer... había expirado.

domingo, 19 de agosto de 2012

Don Nicanor

Don Nicolás, que así le llaman los escasos transeúntes que han logrado divisar desde la lejanía su encorvada silueta, aunque su nombre verdadero sea Nicanor, pero es demasiado difícil de recordar para la gente desabrida, apenas da importancia a recibir uno u otro apelativo, vive alejado de cualquier mundo que el hombre haya creado, porque el ser humano es ruin y malicioso y él no desea relación alguna con semejante calaña que obnubila sus gozos y ciega sus pensamientos, se aloja en una antigua alquería cobijada entre los inacabables huertos de naranjos de la zona, saboreando el olor del azahar y maldiciendo lo que se le antoje, porque es dueño de sí, pero no esclavo de nadie como los incautos humanos que se agrupan en sociedad, no disfruta de luz eléctrica alguna que altere su solitaria paz, sobrepasa ya las ocho décadas de vida y se halla presto a recibir la llegada de la muerte que nunca ha temido ni siquiera respetado porque aborrece su vida y la de cualquier semejante, nació en Argentina, concretamente en la Córdoba que allá se ubica, marchando hacia tierras valencianas antes de cumplir su primer lustro de existencia, pero él no se siente ni argentino ni español, ni valenciano, ni tampoco humano, sino un accidente que se subsanará con el fin de su destartalada vida, se apartó del resto de su especie hace ya más de cuarenta y dos años, sin que en tan dilatado tiempo haya mantenido ningún diálogo con persona alguna, de lo que se siente extremadamente satisfecho, se alimenta con lo que puede que no es mucho pero que le mantiene vivo, sólo echa en falta la mar que tan cercana a él se encuentra pero que no puede ver porque para llegar hasta ella se cruzaría con algún individuo y ello sería imperdonable, tiene la piel amarillenta de tantas naranjas ingeridas durante su voluntaria retirada, su cuerpo es enjuto y descuidado, arqueado por la espalda, con una acentuada cojera en su pierna diestra, consecuencia de su antigua relación con los humanos, su rostro, marcado por las estrías ocasionadas por el paso de los años, delata la pronunciada edad de aquel anciano que apenas conserva cabello alguno en su enrojecido cráneo y que tiene verdadera dificultad para ver con nitidez, viste siempre los mismos harapientos ropajes desde su intencionado retiro, desprendiendo un insufrible hedor que, paradójicamente, a nadie molesta porque él único ser que lo percibe es él mismo y nada nota que le provoque desazón alguna, tolerando con total naturalidad una pestilencia que a cualquier otra persona le produciría náuseas, jamás sonríe porque no tiene motivo para ello, ocupa las inacabables horas de su eremita existencia disertando continuamente con inacabables monólogos al sol y a la luna, que no le escuchan, pero no pueden huir desde lo alto del cielo hasta que uno turne a la otra en la noche y el día, también se dedica a la lectura de su único libro, La Metamorfosis, de Kafka, ejemplar que ha pasado por sus manos cientos y cientos de veces, adquiriendo un tono tan oscurecido que apenas se puede distinguir qué tiene escrito, lo que no le preocupa, ya que con sus problemas visuales tampoco podría leer una página límpida y, además,  se sabe de memoria las poco más de cien planas de la obra, adivinando cada momento en qué punto se encuentra  sin necesidad de mirar lo que allí hay anotado, sólo con el paso de las hojas, se siente identificado con el personaje, Gregorio Samsa, dos seres que han sufrido una brutal transmutación en sus vidas sin recibir clemencia alguna  de los demás, circunstancia que ya no le importa tras los millares de días que lleva sin relacionarse con nadie, observa siempre a su alrededor con mirada de centinela que resguarda su territorio prohibido, aunque sus ojos no aprecien nada más allá de cuatro palmos, aunque su oído no ha perdido la capacidad sensitiva para poder escuchar que poseía en sus años mozos, apreciando en esta ocasión el leve susurro de un cuerpo deslizándose entre los naranjos, lo que le provoca gran zozobra ya que aquel es su territorio particular y de nadie más que camine erguido y que sea capaz de hablar, haciendo que grite desaforadamente contra el desconocido humano que acaba de invadir su intimidad, el cual, al percibir el vozarrón del anciano sale despavorido de forma atolondrada, tropezando inesperadamente con don Nicolás, o don Nicanor, o cómo demonios se llame el viejo, que al recibir el topetazo de aquella persona se da cuenta de que se trata de un niño, un mocoso que no sobrepasará los diez años de edad y que ha sido el primer hombre que ha podido ver el octogenario desde su retirada de la mal llamada para él civilización, agarrando al chaval por el cabello, lo que origina las quejas de éste, repeliendo la agresión con una patada en la espinilla de don Nicanor y una refriega entre ambos con todo tipo de golpes hasta que tras aquella tempestuosa lid se establece una calmada conversación entre los dos fatigados contendientes, hecho que jamás hubiera creído el viejo que pudiera ocurrir, dándose cuenta de que está hablando con alguien tras cuarenta y dos años de retiro, y no siente nada extraño, prestando una inusitada atención a las palabras del niño que le manifiesta su desmedido afán por conocer a don Nicolás, el hombre del que todos dicen cosas pero que jamás nadie ha podido ver de cerca, siendo el , Ángel, el primero en apreciarlo a tan escasa distancia y poder percibir su voz, situación que agrada al viejo, y no sólo ello sino el hecho de que el crío tenga como nombre Ángel, como si de un querubín bajado de los cielos hubiese alterado de modo agradable su continuada soledad, aunque una cosa le pide al muchacho, que nada le cuente de lo que sucede más allá del huerto, que no rompa su bendita ignorancia de los acontecimientos ocurridos en el mundo durante tanto tiempo, a lo cual accede gustosamente el chaval, pero a cambio de averiguar qué motivo llevó a don Nicolás, o don Nicanor, a ausentarse del resto de los mortales, no revelándole aquel longevo humano tal petición, pero prometiéndole que lo hará más adelante si el niño vuelve a visitarle en otras ocasiones, pero siempre sin compañía y sin revelar a nadie sus encuentros, lo que sucede al día siguiente y al otro, siempre alrededor de las seis de la tarde, estableciéndose entre ellos una profundo apego, hasta que al cabo ya de una semana, el viejo accede por fin a narrar al mozuelo todo aquello que le sucedió poco antes de adentrarse en aquel campo de naranjos, situándose exactamente cuarenta y dos años antes en la ciudad en la que ahora reside el chiquillo, con un Nicanor convertido en un poderoso comerciante que vivía holgadamente con su tienda de ultramarinos, siendo su principal pasión el visitar continuamente la mar, casado con Ángela, regentando ambos el negocio, aunque durante esa época, Nicanor ya sentía una profunda fobia acerca de los progresos de la humanidad, especialmente de todas las máquinas y artilugios que para él complican la vida más que arreglarla, por lo que jamás asentía subir en ningún automóvil, aunque en una ocasión, y por insistencia de Ángela, aceptó acompañar a unas amistades de ambos en el vehículo de éstos, el cual, al ir a cruzar un paso a nivel del ferrocarril dejó de funcionar, parándose su motor sin que el aterrado conductor pudiera volver a ponerlo en marcha, lo que ocasionó que un tren que circulaba por la vía férrea arrollara al coche, muriendo tres de los cuatro ocupantes, y el otro, Nicanor, se partiera la pierna, lo que se tradujo en una cojera de por vida y en su renuncia a compartir su existencia con ser humano alguno, renegando de todo aquello que pudiere acontecer en el malévolo mundo que abandonaba, adentrándose en un huerto de naranjos que le ha servido de cobijo hasta el día de hoy, añorando solamente sus continuas visitas a la mar de antaño y que prácticamente se han borrado de su memoria, lo que sobrecoge de gran manera al rapaz, Ángel, el nuevo querube que sustituye a su añorada Ángela, proponiéndole éste abandonar su lecho durante la madrugada del día siguiente sin que sus progenitores se percaten, reuniéndose con don Nicolás, o don Nicanor, para llevarle hasta la mar y devolverle después a su escondrijo, a lo cual accede el anciano, esperando durante la noche siguiente con ansia la llegada del niño, lo cual sucede cerca de las tres y media de la madrugada, cubriéndole el mozo los ojos al viejo con una venda para que no pueda apreciar nada del exterior, únicamente la mar, y le acompaña hasta una playa cercana, para que una vez allí le quite el pañuelo de sus ojos y así don Nicanor vea por fin el ansiado Mediterráneo que tanto añora, pero cuando sus pupilas quedan libres del trapo, casi nada ven, ya que a su decaída vista se une la oscuridad de la noche, aunque todo ello no hace decaer el ánimo del anciano, que utilizando su portentoso oído y su agudo olfato puede percibir con nitidez el murmullo y la esencia de las espumantes olas de la mar, permaneciendo allí durante cerca de una hora, llorando continuamente por una exaltación que parece que nunca le tenga que abandonar, hasta que al reparar en el transcurso del tiempo, cita a Ángel para que le devuelva hasta el interior del huerto de manera similar a como le ha trasladado hacia allí, es decir, con los ojos vendados, por si acaso aquella depauperada visión pudiera atisbar algo que le llegase a perjudicar, y una vez allí vuelve a lagrimear rememorando el aroma de la mar, pidiéndole encarecidamente al chico que no vuelva más, súplica que el niño no comprende, aunque finalmente accede a ello, no sin antes fundirse en un sentido abrazo con el viejo, el cual, una vez solo se retira a descansar sollozando incesantemente, dándose cuenta de que aquella noche va a ser muy particular para él, no sólo por el hecho de haber contemplado de nuevo las saladas aguas del Mediterráneo sino también por lo que le va a sobrevenir en breve tiempo, acaecimiento que espera calmado, reposando en su vetusto lecho, hasta que a las cinco horas y cinco minutos de la madrugada don Nicanor, o don Nicolás, abandona este mundo con una muerte serena, ¡conservando hasta la llegada de su óbito el placentero efluvio y el sosegado rumor que sus sentidos  le han robado a la mar!

martes, 10 de julio de 2012

Reseña en Escritores.org

Una nueva reseña de "Pretérito imperfecto", ahora en la página web "Escritores.org·, desde donde también se puede acceder al prólogo y primer capítulo de "Pretérito imperfecto", a través de la pestaña "Páginas ejemplo":
escritores.org, Pretérito imperfecto

martes, 12 de junio de 2012

Reseña en Lecturalia

Acaba de aparecer en la página web de Lecturalia una reseña de mi novela "Pretérito imperfecto", que podéis ver aquí:
Lecturalia, Pretérito imperfecto

sábado, 26 de mayo de 2012

sábado, 5 de mayo de 2012

El alma de la luna

Rielando en el mar la luna se alza
cual si fuera a volar hasta la nada,
sus suspiros son lágrimas del alma
que argentadas discurren en la calma.

El corazón se turba entre la noche

de lacerosos ojos, con reproche
de miradas celestes, que no encuentran
el fulgor encendido de su estrella.

Amantes eran en el firmamento,

exhibían su pasión en los cielos,
ahora, sola ya queda la luna,
¡nada le importa que su alma sufra!

domingo, 22 de abril de 2012

Nerea

Naciste como el sol entre la bruma
Expuesta al esplendor de la existencia,
Regando mi esperanza que rezuma
En el placer visual de tu apariencia...
Alma de mi ser, ¡con la vida suma!

miércoles, 21 de marzo de 2012

Su cuerpo del delito

       
   
    
     Abundio Esparza Del Monte, comisario de la Policía Nacional, abnegado servidor de la ley, con una vida privada, privada de placeres y alegrías, asceta y vacía, acababa de entrar en su despacho. Depositó su adiposo cuerpo sobre la silla giratoria de su estancia y llamó al instante al agente Márquez, que casi antes de que su apellido hubiera sido pronunciado por el comisario, se personó junto a Abundio Esparza, con el expediente solicitado, el de una prostituta estrangulada por un cliente ávido de convertirse en asesino, del que desconocían todavía su identidad.
     - ¡Gracias Márquez!... Una pregunta,  ¿qué día es hoy? Últimamente estoy algo despistado.
     - Jueves, comisario -contestó el agente.
     - ¡Eso ya lo sé, no soy tan imbécil! Me refiero al día del mes.
     - Jueves, 23 de mayo -matizó el agente Márquez, que ya no se inmutaba ante las continuas impertinencias de su superior. A continuación abandonó el despacho y se dirigió hacia su mesa.

     Abundio Esparza se levantó, mientras se disponía a ojear el contenido de aquella carpeta, pero nada más observar su interior montó en cólera, al percatarse de que se trataba de otro expediente, el de un hombre calcinado, totalmente irreconocible, y que el propio comisario desconocía la existencia del crimen.
     - ¿Pero qué demonios es esto, Márquez? ¿Cómo puedes ser tan idiota? ¡Esto no es lo que te había pedido! Además, ¿cómo puede haber un expediente como este sin que yo sea informado?
     El comisario seguía soltando improperios, a la vez que caminaba hacia la mesa del agente Márquez, pero éste, en lugar de contestarle, continuaba absorto en aquello que estaba realizando en su ordenador, sin prestarle ninguna atención. Abundio Esparza, detuvo por un instante sus gritos y continuó comprobando las hojas y fotografías de aquella carpeta. "Veamos, un tipo de unos cuarenta años, de alrededor de metro setenta y cinco, vamos un tipo corriente que bien podría ser yo mismo... rociado con gasolina y quemado vivo, totalmente irreconocible... parece un pollo asado, el tío jodido", pensaba mientras observaba una fotografía de los restos del finado. "Fecha de la muerte, 30 de mayo... ¿Quién ha hecho esto, si hoy estamos a 23?", siguió meditando al comprobar el día del fallecimiento y las contradicciones que le producían.
    -¿Se puede saber que os pasa hoy a todos que nadie me hace caso? ¡Parece como si yo no estuviera aquí! No me vengáis con jueguecitos que lleváis todos las de perder.
     Pero al observar de nuevo la fotografía, un detalle  hizo estremecer por completo al comisario: aquel cuerpo de la imagen llevaba alojado 3 pulseras de oro en su muñeca derecha que habían resistido el calor del fuego y que le resultaban muy familiares. Abundio Esparza gritó con todas sus fuerzas, sin que ninguno de los funcionarios de aquella jefatura hiciera el mínimo caso. Cuando más enloquecido se hallaba, se percató de la presencia de un periódico depositado sobre la mesa de un inspector; su fecha era el 31 de mayo. Levantó su brazo derecho y observó tres pulseras de oro idénticas a las del cadáver... ¡Rompió a llorar y comprendió definitivamente lo que había pasado!

 

miércoles, 15 de febrero de 2012

Presentación en Valencia

Una nueva presentación de Pretérito imperfecto, hoy en Valencia, en la Casa del Libro, con la presencia del autor de novela negra, Luis Valera, Alejandro Camarasa de Brosquil Ediciones y el autor, o sea, yo mismo.

sábado, 4 de febrero de 2012

Tarjeta con sinopsis

Tarjeta editada por Brosquil Ediciones, en la que consta la sinopsis de Pretérito imperfecto

jueves, 2 de febrero de 2012

Entrevista en Radio Vila-real

Dentro del programa "Protagonistas Vila-real" de ABC Punto Radio, y en la sección que todos los jueves dedican a la literatura, hoy he tenido el placer de ser entrevistado por Sheila Gil, para hablar de mi libro, Pretérito imperfecto, de mi obra y de mis inquietudes literarias.
Podéis escuchar el contenido íntegro de la entrevista a través del siguiente enlace:

Entrevista en Radio Vila-real:


jueves, 26 de enero de 2012

Presentación en Vila-real

Pretérito imperfecto vio la luz el viernes 23 de diciembre de 2011, aunque la presentación oficial de la novela ha sido unas semanas más tarde, concretamente hoy,  jueves 26 de enero de 2012, en la librería Ausiàs de Vila-real,  la ciudad donde nací y donde he residido toda mi vida, con la presencia de Jacinto Heredia, catedrático de Lengua y Literatura y escritor, Alejandro Camarasa, de Brosquil Ediciones, y yo mismo ,el autor.


miércoles, 25 de enero de 2012

Pistoletazo de salida


Aquí me hallo, frente a la pantalla del ordenador, dispuesto a crear la primera entrada de mi recién estrenado blog, acumulando palabras, una tras otra, que acaben teniendo cierto sentido hasta conformar mi primer artículo. Sigo adelante y con ello recuerdo una frase que me han repetido muchas veces, Si no te conocen no existes. Desgraciadamente, cierto es su contenido y más para todo aquel que ha decidido escribir historias y que necesita que los demás puedan leerlas, emocionarse con ellas y valorarlas; por otro lado, todas estas inquietudes existenciales me proporcionan el pretexto necesario para continuar aporreando las teclas y seguir con mi cometido inicial. Además, el primer paso de cualquier autor, quizás el más complicado, el que abre la puerta de la esperanza y te convierte oficialmente en escritor, conocido por muchos o pocos, el paso de la publicación de una de mis novelas he conseguido darlo gracias a Brosquil ediciones que decidió confiar en mí y en mi Pretérito imperfecto, en esa novela con una portada en la que aparece una tétrica mansión, de la que emerge una luz verde de su interior. Ahora con el libro alojado ya en las estanterías de las librerías necesito abrir todas las cajas de resonancia que tenga a mi alcance para que las 270 páginas de mi novela lleguen al mayor número de lectores. posibles Pero antes de continuar con la búsqueda de la publicidad de mi obra, me doy cuenta de que este escrito sigue desarrollándose, adquiriendo ya algo de sentido y con un número de líneas que no creía poder alcanzar hace algunos minutos. En fin, retornando de nuevo a las diferentes formas de dar a conocer mi libro, existe un camino capaz de alcanzar el mundo entero, la aldea global en la que ahora vivimos, sin apartarse uno del teclado de su ordenador y que en pleno siglo XXI, no es otro que el de la llamada Red Digital, de las redes sociales y de todo el enredado mundo de Internet. ¡Demasiado apetecible para no aprovecharlo, a pesar de ser un neófito en esto de los blogs! Además, también me he adentrado en ese laberinto de amigos llamado facebook, creando una página (https://www.facebook.com/preteritoimperfectonovela). Espero acumular un buen número de seguidores, tanto en la red social, como en este blog, que procedo a inaugurar oficialmente, y con ello, aquí me hallo, decidido  llegar ya al final de este texto y, en consecuencia, de la inicial entrada de este blog.