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martes, 30 de junio de 2020

Volver a empezar otra novela

 En el día de hoy inicio el escrito de una nueva novela. Puede que en unos meses todavía tenga un par de páginas, puede que que esté, incluso, finiquitada, lo que me parece más bien cercano a la utopía. Los impulsos de la creación literaria, al menos los míos, son así, surgen sin avisar y se adueñan de la historia, de todo lo que va a acontecer. Me dan, como un regalo, una idea general que debo estirar y estirar hasta que tome una forma dentro de la cabeza coherente con lo que tendría que ser una novela. Este peculiar proceso, no me preguntéis por qué pues no lo sé, siempre me surge durante la noche y con la luz de la habitación encendida, como si esas bombillas que siempre son la imagen de las ideas, iluminasen mi mente hasta conformar una gran historia con todos los pasos, uno detrás de otro, guardados en el interior de mi cabeza.

Lo reconozco, no soy un ortodoxo de la elaboración literaria, esos impulsos que cito al principio de este texto son los dueños de mi novela, sin que tenga ninguna libreta donde anotar los escenarios, los personajes y cada una de sus cualidades físicas y psicológicas, las tramas... Todo lo guardo en mi mente y lo voy abocando conforme escribo. Pero, como he dicho, antes de lanzarme al vacío de llenar y llenar páginas, tengo que pasar el proceso de "la habitación con la luz encendida", y con esta novela todavía no me ha sucedido, sigo con la idea general sin estirar, una idea que para mí es la más compleja que he tenido jamás.

De todas formas, como siempre, estoy tranquilo, porque ese proceso jamás me ha faltado y nunca he dejado un proyecto de novela a medias. ¡Espero no volver a fallar!

Ah, y antes de terminar, en mi cabeza surgen un par de títulos para la novela, El poema, que me parece muy original llamar así a una novela, y Melancolía, una de mis palabras preferidas. Posiblemente la novela no se acabe llamando de ninguna de las dos maneras.

lunes, 15 de junio de 2020

Mar i sol


Mar i amb el sol, quina dolça parella
que de daurat i blau pinteu les hores,
que abans sovint us veia
i ara, fins avui us enyorava.
Remena el vent les aigües,
es tornen blanques de bromera
i preguen a les pedres gegants de la vora
amb gemecs i abraçades que les mullen.
La pau de solitud es vesteix,
el salobre esquitxa el perfum de la mar
i la muda llum, que de vermell escriu
paraules d’amor a les roques.