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miércoles, 26 de marzo de 2014

Un sevillano en Castilla

Al evocar caminos de tierras de Castilla,
que el Duero la recorre con aguas plateadas,
con la aridez de Soria, antigua y desgarrada,
regresan del recuerdo colinas numantinas.

La sombra que dibuja la copa de una encina,

el olmo que entre ramas al viajante resguarda,
el riguroso invierno la cubre con nevadas,
aunque la primavera le devuelve la vida.

Decrépitas calzadas de centenarias piedras,

marcadas por las guerras con el dolor y muerte,
que atraparon con fuerza al andaluz poeta.

Paisajes de romances, juglares y leyendas,

embrujo de Machado y musa de su suerte…
¡Castilla de sus gentes, Castilla con sus tierras!

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